No te diré adiós,
no te abandonare,
prometí;
amarte hasta el fin de
mis días.
Bajo el silente
esplendor
de aquel verano,
comencé a labrar
la tierra de este
amor.
Que inesperadamente
llego,
mágicamente he volado
en
alas de oro, soñando
con tu febril mirada.
Anhelando estar a tu
lado,
en el crepúsculo como
en alborada,
manantiales de
caricias aguardan
mis manos y labios,
todo…para
entregártelos.
Cuando tardío es tu
regreso a casa,
ávida te espero,
para reposar en tus
brazos,
olvidar el estío en tu
pecho.
Renovar mis fuerzas y
juntos admirar,
el reguero de estrellas
que titilando
son testigos de cuanto
nos queremos.
Pintura: Lee Bogle