22 de octubre de 2012

SERENIDAD





Sentada en una piedra en la rivera del
camino polvoriento bajo sombras de viejos
conacastes disfrutando el sol deslizarse en
el refulgente ocaso.

Llegaba la paz con destello celestial quietud
invadía mi pecho tenue brisa despeinaba mis
cabellos y en lo más escondido de mi mente,
daba gracias por el ausente.

Lira hiriente rosa con espinas hiedra venenosa
mentira y traiciones fueron desprendidas
gracias a la vida.

En su totalidad el sol vi ocultarse tras la verde
colina con canto de pájaro,
clara y dulce miel se desgajaba el recuerdo
de quien me juzgaba y condenaba enviándome
al desierto del desdén y destiero.

sobre mis pies me puse dirigiendo mis pasos al
Oriente bajo el fulgor de la luna,
sonriendo y cantando inicie otra vida.