23 de septiembre de 2013

SALVADOR ESTRADA






Perlas diamantinas,
una tras otra corren
inevitablemente, lagrimas
que revientan inundando
la cara con ellas el dulce
recuerdo evocado,
del primer y puro amor.

Aunque pase el tiempo
estando ausente,
más fuerte es en el pensamiento,
deseando un instante,
volver abrazarle… besar su frente.

Volátiles besos dejo al viento
bajo el plenilunio,
pretendiendo eximir mi vacio,
vísceras y vida, en este pasó
lento sin su compañía.

He tratado de ver la vida,
con ojos de poesía,
escribiendo versos, desprendiendo
el alma y con ella la nostalgia,
que me abraza al resucitar
su severa mirada y desganada sonrisa.



 Dedicado a la memoria de mi padre.