Lanza de fuego se levanto
turbia era el agua del rió,
desperdicios se detuvieron en
su ribera,
detractores emergieron de la
nada
como llenas nocturnas
confabularon.
Grises las nubes que
ocultaron el sol
por largas temporadas,
la humedad de los días hizo
mas
difícil la existencia
miserables horas
de hiel y estío …indecible
padecer,
acantilado sin final para el
alma.
Lagrimas desesperadas
desencajaron
el espíritu al caer la sombra
de la noche,
como corcel sin rienda
hilvanaba nostalgias
escapándose en versos de
madrugada,
moribunda muchas veces
esperaba el alba
rogando al cielo todo
terminara.
Pesadilla intermitente era el
dolor
minando cada centímetro de
carne y huesos,
sin sentido avanzaba el
tiempo,
la alegría era como agua
fresca en un desierto
solo un espejismo vulgar y
retorcido,
que me auto engañaba unos
segundos.
Trenzando días y meses hasta
años
en puro invierno sin tregua
bajo el aguacero,
rumiaba la esperanza que
débilmente
se presentaba en el cristal
de mi ventana,
mientras un preludio en mi
pecho
se columpiaba suavemente al
vaivén del viento.
Eleve mi pensamiento más de
una vez
y sin ningún impedimento bajo
el toldo azul
vacié mi corazón con aliento
entrecortado,
descalza y desnudando mi ser
en alabastro,
con el miserere en mis labios
medite y espere,
en mi propio templo del
silencio.