He corrido, he
corrido,
deseando por instantes
tener alas,
elevarme con placer
inefable;
desde arriba admirar
la
esplendente floresta.
En interminable vuelo,
bajo todos los cielos
ser,
nubecilla errante que
flota
en majos enredos.
Con veloces impulsos,
olvidar los segundos
mustios;
ser un poeta con piélago
de miel
que endulce la queja.
En oro la libertad he
abrazado,
escapándose el
pensamiento
que frenético se
prende al viento,
siendo… solo un pueril
sueño.