2 de septiembre de 2013

TÚ, MI MUSA




Como sol claro
después de la lluvia,
te apareces en los
párpados de la mañana
con versos y flores,
en mi balcón.

Eternizando tu sonrisa
en mi alma,
nutriendo mí esperanza;
como artífice
de la palabra lirica.

Se desgaja mi calendario
cuando te ausentas,
me acurruco en los brazos
del recuerdo,
minimizando el estío.

Fertilizaste,
mis áridos campos,
las tibias tristezas;
arrojaste al viento
con la miel escondida
de tus labios.

En anchurosos prados solitarios,
y voz de quimera,
vagamos, soñamos, volamos,
con los ojos
impregnados de amor.

Intercambiamos,
cauce de versos que afloran
de la entraña,
con acento de rimas,
desangrando la poesía.

Después de cada abrazo,
de tus letras,
me quedo fuerte como el cedro,
esperando el nuevo día,
para que vuelvas a besarme,
y decirme… niña luna;
eres la que en silencio me inspira.