8 de enero de 2014

A SOLAS




En la orilla del mar,
sentada en la arena mojada
viendo la línea divisoria
del cielo y el agua salada,
un círculo candente se sumerge
lentamente, dando paso a la noche.

La brisa salina susurra  el canto de
caracolas lejanas en el vaivén de las olas,
las estrellas en lo alto contemplan
la soledad de las playas,
seres alados crean su festín marino.

Y yo con la multitud de mis pensamientos
me encuentro perdida,
bajo la luz de la luna… serenamente
haciendo mil preguntas y esta sin respuesta,
Solo el tiempo… solo el tiempo me dirá lo que
quiero saber.

 me salpica la cara mientras
la espuma blanca se diluye a mis pies
 desnudos y mojados,
mareas desquiciadas zarandean mi silencio,
dejo de acunar remordimientos
que me hermanan  a estas aguas,
misteriosas que aguarda leyendas.

El murmullo constante es música celestial,
 con historias y secretos, delfines extraviados,
pececillos despistados.
minutos antes de la alborada,
rendida en los brazos de Morfeo navego
en la barca del dulce sueño.