8 de marzo de 2013

MUJER HERMOSA













¡Niña!
¡Niña, oh no!
¡Varón quería!
Se escucha en la sala
de espera de un hospital,
de cualquier ciudad.

La que al nacer
ignorando el desprecio,
arrulla con sus tiernas manos,
enternece con dulce sonrisa;
acaricia el alma con un te amo.

Descendiente de Eva
culpable o inocente,
pecadora o santa,
puta para las envidiosas,
fiel y sincera para las amigas.

Poseedora de diamantinas
manos constructoras;
decidida y emprendedora,
volcánica, pasiva,
impulsiva luego arrepentida
loca romántica,
absoluta, sumisa.

Flor del bien y la alegría
ojos de espiritual  belleza,
manojo de versos, poesía inédita;
alma luminosa de día y noche,
canción distante de algún galán errante.

Cuando lejos esta,
sangra la emoción roja,
su recuerdo deambula en  los
corazones vacios.

Abnegada vehemente
su amor insondable,
inmenso como el cielo,
da pan y tranquiliza al
hambriento, vino al sediento,
Ungüentos perfumados
derrama en la coronilla,
de sus  seres amados.

Su calvario disimula detrás de
tímidas sonrisas,
arduas sus horas, en las sombras
de sus penas,
trabaja extra por unas cuantas monedas.

En el canapé languidece
su ilusión de mujer,
de pie, como roble,
es  madre y padre a la vez,
a falta de hombre a su lado.

Campesina  ama de casa,
estudiante o ejecutiva.
En muchas funciones siempre están,
Como sea entregando su vida
a los suyos.

Madre, hija, hermana, esposa…

Por la que dijeron,
¡Niña no! Al  nacer
Para ella estas letras.
Hermosa mujer.


Pintor: Ron Di Scenza