15 de octubre de 2013

SOLA OTRA VEZ






 
Cuantas horas perdidas,
como agua entre los dedos,
creí disfrutar,
el nácar celestial.

En la ternura de tus brazos
y la dulzura de tus besos,
tu presencia era bálsamo
a mis heridas.

Me sacaste de horas
de insomnio,
el sol entro otra vez
a mi ventana.

Catedral de poesía me
regalabas mientras el
santuario de la naturaleza
nos absorbía.

Murmurando con el viento,
la belleza del amor
amanecía.

Entre vergeles y cándidos
jazmines ávida, te esperaba
al terminar el día.

Hoy con triste calma te evoque,
muchos días estuve moribunda de pena,
después de tu abandono,  creí morir.
amanece y voy caminando por las calles,
sola otra vez.