16 de julio de 2013

BAJO EL CLARO DE LUNA



Miro la luna y sus compañeras,
las chispeantes estrellas,
la noche besa mi frente
en un recoveco de este mundo,
con palabras mudas arrullo tu nombre,
como cálido secreto que se funde
en mi alma cada mañana.

En la sombra nocturna sin medir
el tiempo beso tus ojos inquisitivos
que me desean y desnudan,
con la música del silencio;
bailamos un vals de enamorados
recostada en tu pecho en plena
quietud de amor.

Vibra mi lira de cristal con
ritmo altísono deslizándose en todos
tus sentidos… provocando,
un manantial de pasiones.

soñando con mi pupila abierta
ante una efímera luz …que interrumpe
mi idilio me vuelco huracanadamente
a pedir un deseo,
que esté presente en tus sueños y que
al despertar te sientas el ser más
amado del universo.





13 de julio de 2013

JULIO







¡Triste mañana! … Bajo bruma
bajo los rigores del invierno,
la lluvia sacude las hojas
de los árboles,
Húmedas calles, charcos por doquier,
ríos crecidos ¡Reverdece el campo!
la brisa cimbrea.
Un niño canta y vigila tras la ventana
el nuevo día.
ayer quedaron los cadáveres de ideas,
mudas para siempre,
dulces voces se presentan ante mi silencio;
las escucho como flores
de un edén soñado.
Un te amo, un abrazo arrullador,
El tiempo avanza… sin remedio.





10 de julio de 2013

EN LA DISTANCIA EN EL MISMO TIEMPO






Ya pronto entra la noche,
ya pronto se tiñe de negro mi cielo,
con delirio sin final
detrás de mi alma,
vigilo en silencio tu imagen
que penetra en todos mis sentidos.

En este abismo llamado distancia,
escucho tu llanto desesperado flotando,
tus ruegos al firmamento
descienden a mí como abrazos
de luz increada.

Elevada en los pliegues del viento
por tus suspiros susurrándome al oído,
recuesto mi cansancio
en la lámpara de tu pecho.


4 de julio de 2013

CANSANCIO






Cristal húmedo de la ventana,
roció amanecido en el capullo y grama,
un pájaro negro salta y grita en la calzada,
alfombra de eucalipto refresca y aromatiza la mañana
dos niños sonríen diciendo adiós,
el amo y su perro sigilosos pasean.

La densa bruma… señorea,
un perro vagabundo se reguarda del frio,
maratonistas veloces pasan,
despierta el pueblo y su afán;
mientras un alma entre tantas languidece,
en el canapé de nostalgias,
con dos manos vacías,
como templo sin sacerdote,
como ataúd sin su muerto.

Camina en campos desiertos con el cariño
sincero trabado en el corazón y el pensamiento,
los labios helados… ausentes de besos,
sus brazos secos como árido desierto
sin caricias que le alienten.

Con la mirada serena vigila el firmamento
lanzando su dolorosa lira,
exprimiendo gota a gota su melancolía,
deseando morir ese mismo día.