Tarde fría,
el burlón viento está
ausente,
un nubarrón
impertinente,
evita admirar la
puesta del sol.
Todo el paisaje parece
borrarse en un blanco
lienzo,
sin un halito de luz,
el estío se fortalece.
En harapos, humillada,
ensangrentada y
arrastrada
por la soledad,
temblando de agonía
en una gruta del alma;
a furtivas…
padeciendo.
En sombra misteriosa
se ha
convertido la noche y
el día,
pálida y sin fuerzas
bajo la
enramada...una vez más,
suplica clemencia.
Pintura: Allan Banks