Te ví a los ojos, y en silencio
me abrazaste reconociendo mis
ansias de ser amada.
Tus besos sabian a frutas frescas,
tus palabras queditas a mi oido
unguentos a mi alma necesitada.
Dulces ciruelas y melocótones son
tus labios, como apacibles rios tus
brazos me han mecido.
Arruyada en tu pecho descanse protegida
con el dulce sueño de saberme amada,
desperte, y ví en tus ojos un
inmenso amor que me rodeaba.
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