10 de julio de 2012

SOLEDAD














En silencio me acompaño,
por largos eternos años sin
mediar palabra, mustia se
limitaba a observarme.

Caminaba austera tomada
de mi mano, por días frenética
me abrazaba hasta asfixiarme.

En penumbras hundida en
desesperado llanto con grande
amargura, besaba mi frente
quemándome el alma.

He sorbido sus éxtasis,
muda, absorta, viví sus goces en
suprema locura y espíritu
compungido, la alborada me
sorprendía, con el alma gimiendo.

Le hablaba al viento,
Le preguntaba al firmamento
¿Porque permanece la hiel en mis labios?
¿Por qué mis días son desiertos infernales?
¿Por qué mis noches indeseables?

Y ella no osaba en dejarme,
cerca muy cerca permanecía, en silencio
disfrutaba mi agonía,
imponente señoreaba en mi vida.

Un día en la densa neblina, una diminuta
gota de miel, callo en mis amargos labios.

Inesperadamente la divina providencia se
apiado de mi austera existencia,
echando de mis días mortal compañía.

Soledad, he sorbido tus éxtasis y goces te,
conocí, gracias, porque hoy,
estas lejos de mí.




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