Memoria difusa
sin conciencia sin razón
minutos incesantes de agonía,
vendaval de sombras negras
se agolpan retorciendo la existencia,
en vilo el alma y espíritu.
Tiembla la carne al presentir el
desprendimiento de estos,
sacuden el cuerpo demonios desconocidos,
la impotencia señorea en conflagración
con la muerte vagamente, torpemente;
cansada una evocación sagrada normaliza
los latidos acentuando el ritmo cardiaco,
volviendo la luz aun con los ojos cerrados.
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