¡No me dejes caer al vacío!
¡Sujeta fuerte mis manos!
¡Por favor! No dejes de mirarme,
susúrrame por medio del viento tu amor,
Con el manto plateado de la luna
esconde o borra mi agonía,
que el candor de las estrellas me
regalen siempre una sonrisa,
un toque etéreo necesita
mi compungido espíritu.
En este sendero con abrojo que no se
congele mi alma ni la hiel salpique
mi corazón que débil desvaría
ante tanto estío,
el abismo y sus sombras de muerte
que aun no me asechen;
aun tengo un caprichoso paraíso
con añoranza blanca que se recuesta
desnuda a furtivas del mundo.
Solo déjame ser una flor esplendente
de la floresta, pero no me sueltes,
que sin ti, muero.
Pintura: Edouard Bisson