9 de marzo de 2016

UN ANGEL EN EL SEQUEDAL






Desciende, desciende y toma la debilidad
que es pesada al andar,
ilumina el camino de abrojos,
¡Amapolas canten melodías de libertad!
Que los resquicios de sol penetren en los
huesos secos y en el espíritu apesadumbrado.
Férrea impotencia,
lacónico silencio en las plomizas tardes,
con tus alas de esperanza levanta el barro
de esta inundación.
Eleva los milenarios anhelos utópicos
diluyendo las agrestes lágrimas,
con tu antorcha divina que las carnes
flageladas y el alma atónita se rediman con la
serenidad del aire,
que tu gallardo y esbelto amor inunde
la vena de dolor.
Para mí, para mí… desciende, desciende
ahora ángel de piedad,
tu copa de misericordia derrama
lentamente en este desierto.
En el confín lejano
las lluvias de ansias se consuman
con tu silente esplendor,
brillantes cristales de roció
besen las memorias hirientes,
y cuajadas no atormenten el presente.
Con tu candor ahuyenta las saetas
que deambulan en penumbras de soledad,
y tu voz con aroma a nardos
ordenen la alegría volver.
Para mí, para mi …desciende desciende,
con tu luz emigrara la escarchada melancolía,
quebranta la lenta agonía sin tregua,
que enmudece los días.
Que tu presencia no sea efímera
los abiertos balcones estarán a tu merced,
con lirios y orquídeas visitadme,
porque como pajarillo herido estoy.
En la cóncava noche el veneno que vuela
como misil al pensamiento sea derribado,
como torre de trigo con tus manos de terciopelo.
Ángel con suspiro de brisa,
sobre el pecho con prodigioso cincel
plasma la paz que no se acaba,
que muera el penitente cautivo que
temblaba en el exilio irracional.


9 de enero de 2016

1° DE ENERO






Labios del viento besan enero
el alba lava los ojos y  heridas
en el misterioso silencio,
no importa la negra noche que paso,
si hoy el aire huele a perfume de flores nuevas.

Atrás quedaron las tragedias que como vidrios
rasgaron el alma hasta vaciarla,
lágrimas de usurero marcaron cadena de colinas tristes,
delirantes madrugadas vestidas de luto,
sigiloso miedo colgado en las paredes del espíritu,
infausta hora que paralizo el ser ante la pérdida irreparable.

Siempre hubo una estrella que ilumino las soledades con
su fulgor intermitente, brillo en el corazón afligido,
inefable amor celeste con férvido canto de paz rompe el
exilio doloroso.

Hoy serpentea un rio de alegría como cenzontle en
la neblina mañanera,
en la luz rasgada de la alborada
 las aladas mariposas acarician la enardecida
ninfa del nuevo jardín.