Vuelves una y otra vez,
y siempre me encuentras
esperándote enamorada,
un nuevo amanecer de poesía
indecible me regalas.
Tus verdes y solitarios campos
predicen los frutos de tu tierra,
al asomarse las primeras lluvias ligeras;
abro mi pecho escribiendo versos
que tu inmensurable paisaje me inspira
el viento se lleva mis suspiros,
tiembla la emoción en mis pestañas.
Cuando contemplo extasiada
la divina floresta que me
acoge en sus entrañas,
minutos de Junio voz de lisonjas
bifurcas mi pensamiento,
abriendo mis labios para cantar
alabanzas de agradecimiento.