Poesia, es la vida la voz de la musa que nos llama a escribir a desprender del alma, las más bellas emociónes y sentimientos, mezclando asi la diversidad de nuestro existir, aflorando para deleitarse en el arte literario por medio de los versos la prosa y más.
1 de marzo de 2018
20 de febrero de 2018
18 de febrero de 2018
2 de enero de 2018
MOMENTO DE PAZ
Un rayo de luna
será mí
compañía en esta
serena noche
de nostalgias,
mi corazón dejare
que cierre
cada herida con el
murmullo
del sigiloso aire.
Quizás con cantos
delirantes
dejare que mi alma
sea mariposa,
para que vuele en
llanos desconocidos
que se eleve por
todo el basto mar
pero no con alas
de cristal,
que respire
vientos salinos,
que escuche las
caracolas y las olas al reventar.
Con sutileza
saldré de la prisión,
y al incorporar
mis ojos al inmenso cielo
dejare que
descienda la gracia divina
para que llene mi necesitado
espíritu.
3 de diciembre de 2017
ESPERANDO RESPUESTA
En un recinto puro y olvidado
en la bastedad del tiempo,
con cada átomo de mi cuerpo
te he amado y esperado.
Esgrimiendo la soledad en alabastro,
prodigiosos versos en el camino
he esparcido,
bordeando valles oscuros.
Susurrándole al viento el amor que guardo
bajo la luz plateada de la luna,
el miserere en mis labios
extraído de la entraña.
Con palabra zalamera profanando
el silencio de la madrugada,
arrodillada espero la respuesta
tan anhelada por mi alma,
desde muchas horas ya oxidadas.
8 de noviembre de 2017
YA ES TIEMPO DE VOLVER
La voz del reloj avisa
que es tiempo de
volver a casa,
exhalando un silencio incipiente.
En la ventanilla del tren
se ve la lluvia caer,
un halo de esperanza se postra
al recordar los brazos abiertos de mamá,
su abrazo cálido será mi pan.
Hoy, y no mañana volveré,
después de saldar toda desventura
en mi ultrajada conciencia.
Evoco mis mejores días de infancia
al amanecer,
por un momento me extravié en anchos
mares nocturnos.
Sé, que hoy y no mañana volveré.
5 de enero de 2017
ADIOS
Salí sin ser notada
como penitente de semana santa,
o noche sin estrellas,
mientras reventaban en el asfalto
lágrimas y con ellas los funestos
recuerdos.
Saturado el corazón de tristeza
por la hiriente hipocresía milenaria,
vestida con el mísero uniforme gris
de melancolías,
avanzaba con paso sigiloso
bajo un toldo azul,
llamado cielo.
Susurraba lo que creí perder
sin haberlo tenido,
la cabeza un casco de acero ardiente,
por pensamientos febriles de ayer,
el tic tac del reloj es tormentoso
como los martillazos.
Dagas de oro me incrustaron en el pecho
con atino, mirándome el rostro sin reparar
en la muerte que me causaba,
el parpado pesado ineludiblemente,
en un tiempo de hastió.
El día se enluta para un cortejo fúnebre,
que con lastimera prisa, acentúa una sed
asquerosa al pasar junto a mi
propio ataúd,
la mortaja sobre el alma,
con frio, en el vacío.
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