Las sombras se
escurren,
y asoma con un grito de júbilo el día,
algodones flotantes son las nubes que
matizan el límpido cielo,
manada de pericos se
alzan
de cara al viento.
La hierba húmeda por
el roció amanecido,
moja las patas peludas
de los caninos,
que presurosos y
leales
caminan con su amo querido.
Doradas gotas bañan mi
hidalga tierra,
con suave aliento la gélida
brisa,
un abrazo me confina,
celajes sedientos en el
firmamento,
todo es un amanecer de
ensueño.
Cautivada por tanta
belleza natural
me presento con alegría, hechizada,
por el conjuro de
mañanas embrujadas
mi ojo visualiza las montañas
con puñados de
esperanzas.
Llovizna de pétalos
fragantes se posan
y acarician mi espíritu,
con suprema felicidad…
en el claro despertar,
digo…estar enamorada
de la vida,
es lo mejor que me
pudo pasar.
Pintura: Emile Vernon